¿De dónde me vienen las ganas de organizar jornadas de mujeres y piraguismo?

 

¿Qué quiero conseguir con ello?

 

Yo nunca sentí una diferencia por ser mujer cuando entrenaba o por lo menos nunca lo percibí, eso sí, tenía que demostrar siempre que entrenaba en serio, que no lo hacía tan mal…

Las mujeres, en general, tenemos una visión más amplia del contexto, somos más previsoras y capaces de adelantarnos a lo que pueda suceder, no quedarnos sólo en la piragua, porque cuando sales, hay muchos más factores que hay que tener en cuenta.

Me he movido siempre en entornos de decisión con más presencia masculina que femenina, sobre todo cuando hablamos de los niveles más altos de la jerarquía federativa, simplemente el hecho de estar allí ya era un avance, aunque sólo fuera una entre tantos. 

Muchos momentos me he sentido sola, toma de decisiones, maneras de hablar, chistes, algún comentario sexista…

Buenas intenciones pero escasos resultados.

La baja proporción de la presencia femenina en los eslabones más altos del deporte y el número real de mujeres cualificadas que podrían acceder esta estancada y avanza muy lentamente.

Todas las leyes y los programas tanto progresistas como bien intencionados acaban en papel mojado.

No quería ni necesitaba una posición de poder, lo que defendía lo hacía por pasión.

Esa pasión era más fuerte que cualquier discriminación o prejuicio, con mis enfados y enfrentamientos solo iba a provocar más distanciamiento, asé que busqué soluciones en silencio, otras vías de acción, quizá más lentas pero, también, más inteligentes y efectivas.

El sexo marca, no pensamos igual, aunque según la situación  me puedo identificar más con ellos que con ellas.

He dejado de mover grandes barcos, sea como sea, es un proceso largo y mutuo entre hombres y mujeres.

Mi objetivo ahora es moverme por lo que me gusta y amo, el kayak.

Creo que lo que tuve que luchar ya lo luché en su día.

VÍDEOS



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