En PHANG-NGA BAY centenares de pináculos de roca calcárea, algunos de 300 mts de altura, se levantan sobre el mar.
La costa oeste de Tailandia es un dédalo de intrincados pasadizos marinos entre peñones en equilibrio, grutas ocultas con pinturas neolíticas y arrecifes de coral.
Navego alrededor de las islas Ko-Yao-Noi y Ko-Yao-Yai, ha sido una sensación increíble a la vez que parecía no saber donde estaba, desorientada por las decenas y decenas de islas e islotes que brotan por arte de encantamiento en un mar de aguas transparentes con todos los tonos azules y verdes imaginables, un escenario bellísimo.
Gracias a Paddle Asia y especialmente Mr RUN, mi guía, aunque al principio no las tenía todas conmigo, la expedición fue todo un éxito.
Tenía preparado varios planes de navegación con rutas alternativas a, b, c, d… y al final cada día pudimos hacer el plan A.
Con Run aprendi mucho y creo que él también de mí, su trato fue exquisito.
El kayak Point65 perfecto con el asiento, reposapies y riñonera, una delicia.
Navegábamos casi en silencio y solos, al margen de itinerarios habituales, sin turistas, de vez en cuando se oía el motor de los Suwit o botes de cola larga, son las embarcaciones tradicionales que utilizan los pescadores locales para ir a pescar y que me quedé con las ganas de probar y salir un día con alguno de ellos.
Run al ser autóctono, conocía perfectamente cada rincón, era un gran meteorólogo, sabia leer las nubes, como iban a evolucionar, cuando iba a llover, conocía los vientos y las corrientes con sus tiempos de marea lo que facilito la navegación.
La comida, buenísima.
Muy concienciado con el medio ambiente para no generar basura, me comentaba que en las islas todos eran una familia y esto lo pude sentir, personas que aunque no te entiendan, te ofrecen su sonrisa y a todo te dicen que si, maravillosos los masajes Thai al finalizar cada día ;).