ARTÍCULOS EXPEDICIONES

Misty Fjord Alaska 2006

Esta es una de las expediciones que guardo dentro de mis grandes recuerdos por todo lo que viví, pero especialmente  por los vínculos de amistad que se crearon con el grupo (Nigel, Kristin, Brigitte, Britt, Roland, Rick, Barbara) . 

Situado en el Sur-Este de Alaska, Nigel Foster y Kristin lideraron toda la logística previa, desde los vuelos a Ketchikan, el alquiler de los kayaks, los permisos de acampada y de refugios, hasta el barco que nos llevaría al lugar de inicio, la “Isla Black”… 

Llegué unos días antes a Seattle junto con Brigitte, Nigel y Kristin nos abrieron las puertas de su casa donde nos alojamos y nos cuidaron a cuerpo de rey los días previos.

Nos llevaron a REI (tienda especialista en material deportivo) me volví loca al ver todo el material específico para cada deporte, había ropa técnica deportiva específica de mujer, aunque esto suene hoy muy normal, hace 20 años en nuestro país era muy difícil hacerse con una simple camiseta que no me tirara del pecho. 

Allí compre mi saco de dormir, había todos los modelos inimaginables que aguantaban distintas temperaturas, en una tabla podías tumbarte y probarlos… lo que más me impresionó era que había sacos de dormir para mujeres, ¿cuál es la diferencia os preguntareis?, son más cortos y más anchos en la parte superior… 

Así que compré una bolsa estanca compresora para el saco, lo que me ha permitido siempre asegurarme el saco seco. Además me hice con un cojín Thermarest, con los mapas de los lugares por los que íbamos a navegar, y por último con un filtro Katadyn para filtrar el agua, aunque pueda parecer mentira viendo posteriormente el agua limpia que brota en las distintas cascadas y torrentes.

Yo me la hubiera bebido sin problema pero Kristin nos advirtió previamente del peligro que podía suponer el no filtrarla por los parásitos, entre otros de algún animal muerto que podía contaminar el torrente sin nosotros poder verlo.

La primera noche antes de empezar a palear la dormimos en una cabina “Hassier Island” del Parque Nacional. Allí aprovechamos para colocar todo el material individual en nuestro kayak.

Al día siguiente amaneció húmedo con una niebla intensa pero estábamos eufóricos y queríamos empezar cuando oímos el ruido de una avioneta sobrevolando y aterrizando en donde estábamos… 

Bajó la copiloto con un chaleco salvavidas, era  un servicio de taxi de la empresa que habíamos alquilado los kayak (Southeast Sea Kayak Alaska). En el tiempo que el barco nos transportó a este lugar, unas tres horas, cada uno tenía que preparar su kayak adjudicado con todo el material personal que iba a utilizar, pero se dieron cuenta que alguien se había olvidado el chaleco en el barco, era Brigitte y mandaron un avión para entregárselo!.

Menos mal, porque tuvimos una travesía bastante ajetreada por el viento al cruzar alguno de los fiordos.

¿Cuántas veces he visto y he ido con personas que no llevan chaleco salvavidas?. Siempre les he dicho lo mismo, si vas en grupo y no lo llevas estas poniendo en riesgo la seguridad de los demás 

Kristin había preparado durante meses con mucho cariño deliciosas raciones de comida deshidratada para todos, la distribuyó por comidas: desayuno, comida y cena, teníamos que compartirla por parejas, la mía Brigitte, la conocía desde hacia algunos años de diversas expediciones. Siempre iba a su bola, era un alma solitaria, pero yo siempre la aprecié mucho y esto me hacia perdonar muchas veces su actitud como miembro individual de un equipo. 

Había que dejar la comida lejos de donde acampábamos para no atraer a los osos, colgarlo en los árboles en unos envases especiales, pero ella lo dejaba todo dentro del kayak, porque su objetivo era ver osos cerca. A la hora de las comidas sacaba la bolsa que le parecía, le daba lo mismo si eran creps, pollo al curry, sopa instantánea, si era para desayunar o era la cena… yo pensaba para mis adentros que antes de discutir, mientras comiera, daba lo mismo el orden… desayunar tres veces al día si hace falta, jejeje, ¿forma parte de la convivencia no?.

Navegando empezamos a ver los primeros signos de vida, nutrias, focas, algunas ballenas, pájaros que levantan el vuelo al vernos, visones, ocas y muchas águilas de cabeza blanca que nos iban siguiendo durante todo el recorrido… hasta una madre osa con su pequeño amamantandolo, era alucinante… 

Debido a la humedad existente, la naturaleza es extraordinaria, observamos gigantescos helechos, plantas inmensas, árboles cubiertos de gran variedad de líquenes y musgo, troncos caídos en el agua medio flotando, impregnados de colonias de mejillones que les sirven de vivero natural.

Teníamos que cruzar el canal Behn unas 35 millas según las cartas, unas 12 horas contra viento y marea, llegamos al lugar fijado según las cartas donde pensábamos podríamos acampar pero resulto que estaba ocupado por un grupo que debido al mal tiempo se le ocurrió lo mismo, por cierto al día siguiente los tuvieron que rescatar al no atreverse a seguir. 

Tuvimos que agenciarnos otro lugar allí mismo, de noche, nada fácil en un sitio donde no hay ningún lugar mínimamente plano, hay que subir los kayak a sitio seguro para cuando la marea suba, entre troncos, arboles caídos, ramas por todas partes, hay que hacerse hueco para entrar e intentar aplanar mínimamente el lugar donde poder colocar la tienda, pero la marea subió más de lo que habíamos previsto, después del esfuerzo de repente nos vimos rodeados de agua, había que deshacer todo y subir unos metros más.

Otra noche estábamos acampados en lugar llano y seguro donde no había nadie, cuando de repente fondeó un velero enfrente de nosotros, cual no sería nuestra sorpresa cuando vinieron a ofrecernos unas Nécoras vivitas y coleando que aceptamos con gran satisfacción, el problema surgió como cocinarlas, el recipiente más grande que teníamos no cabían, no era cuestión en vivo de arrancarles las patas para ponerlas a hervir, decidimos calentar agua hirviendo y echarla a la vez en un recipiente de plástico, de este modo nos aseguramos una muerte más digna, no podéis imaginar que festín es comer Nécoras en un sitio paradisiaco con buenos amigos.

Nos encontramos mayoritariamente con días de lluvia, de intensidades diversas a la salida del sol mar calmado y el viento,  algunos días muy intenso lo que hacia se levantara mucho oleaje con olas rompientes y para salvaguardarnos íbamos costeando, pero esto implica que los mosquitos nos acribillaran, esta claro que no se puede tener todo. 

El regreso a Seattle desde Ketchikan lo hicimos en barco durante varios días, el capitán iba avisando cuando se podían divisar ballenas y delfines lo que hacia que subiéramos todos a cubierta para verlas, me llamó la atención que estaba permitido poner las tiendas en cubierta, lo que suponía seguir disfrutando de las vistas.

Me encanta aprender de la naturaleza, acomodarme a ella, sentirla, disfrutarla al máximo con todos sus inconvenientes especialmente con amigos que te enseñan y la comparten contigo.

Las fotos están realizadas y compartidas por todo el grupo 

2 comentarios

  1. Pep Lluis

    Quina experiència navegar per una zona tan salvatge i amb tanta fauna. El canal aquest de 35 milles s ha de creuar d una tacada o hi ha llocs per parar?

    1. carme adell

      Hola, no es pot parar en cap lloc… s’ha de fer de tota una tirada…

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