Organizado por Jean-Charles GUEMAS fui 2 años consecutivos al Tour de la Bretagne por la buena organización y lo mucho que aprendí.
El primer año me aventuré con “dos buenos amigos”, eso es lo que pensaba, Josep y Raimon.
Salimos en furgoneta y me dejaron tirada en una área de servicio de madrugada, sin saber donde estaba, en pantalón corto, sin documentación ni dinero y lo que era peor, sin saber dónde íbamos porque lo había dejado todo en sus manos, pero esto es otra historía.
Si os lo estoy contando es porque, como en otras ocasiones, encontré a alguien para sacarme del abismo.
Aunque el recorrido fue casi similar ambos años, la experiencia fue completamente diferente.
El primer año no sabia nada de mareas ni de corrientes, en definitiva, muy poco de navegación. Me quedaron grabadas las palabras “maree haute, maree basse” bajamar y pleamar, acostumbrada a navegar por el mediterráneo donde no hay prácticamente mareas no entendía nada.
Parábamos para comer en una inmensa playa y había que cargar las piraguas hasta las rocas, ¿por qué tanta movida? me preguntaba, al cabo de una ratito la playa, de repente, se iba cubriendo de agua hasta llegar donde teníamos los kayaks e incluso alguna vez teníamos que retirarlos un poco más hacia arriba o darnos prisa para comer porque pasaba algo tan natural como la subida de la marea y nos habíamos entretenido demasiado, los horarios de la marea no perdonan.
Es más, un poco de retraso y te puedes encontrar que las rocas sobresalen del agua quedándote con poco fondo lo que te impide pasar por donde tenías previsto teniendo que esquivarlas o voltear buscando otro rumbo.
Al año siguiente, en 1996, alquilamos una autocaravana junto con una amiga de la infancia y mis hermanas Lola y Carola, esta última había sido piragüista y también iba a navegar conmigo.
Era mi segundo año y fui con los deberes “medio” hechos, por lo menos intenté estudiar antes lo que iba a pasar:
- Entender las Cartas Náuticas; sus colores, las escalas, latitud y longitud, medir las distancias en millas náuticas, las profundidades del agua con los peligros ocultos; rocas, rompientes, bancos de arena…los símbolos de los mismos.
- Reconocer los tipos de boyas y las diferentes formas con sus colores: rojas, verdes, negras, blancas, amarilla, las boyas de peligro, las boyas cardinales, los colores de las luces: blancas, verdes, roja, o amarillas, los sonidos…
- Interpretar las tablas de mareas, su altura, su coeficiente, las horas de pleamar y bajamar su flujo y reflujo, el repunte de la marea, el efecto de las corrientes de marea a lo largo de la costa, su dirección, intensidad, la deriva, las flechas…
- Conocer el estado de la mar, como cuando las corrientes de marea y el viento llevan la misma dirección las olas son más pequeñas de lo que podría sugerir la fuerza del viento, pero cuando la corriente lleva direccion contraria al viento, las olas son más grandes y escarpadas pudiendo incluso formarse crestas rompientes.
Pues eso estudiar un poquito…
Hay que tener en cuenta que en esta época, hace 27 años, no era fácil o diría que casi imposible encontrar información (mareas, corrientes, vientos…) no como hoy en día que apretando un botón se encuentra todo por internet.
Esta es una de las cosas que siempre me han gustado del kayak de mar, la idea de aprender.
A veces me he sentido como el “inspector gadget” buscando todo tipo de información para luego hacerme una composición del lugar, buscar, indagar, encontrar, sentir, imaginar, comprobar in situ las sensaciones que me había imaginado se producen y las que no había previsto que se dieran, estudiar el porqué, que ha pasado, que he visto y que no estaba en la carta, o que no he encontrado.
Todo esto compartirlo con expertos, con lugareños, con lideres, no tiene precio aunque también tengo que decir que una cosa es la teoría y otra es la práctica, nunca es igual, pero con un buen equipamiento y con personas de confianza es una gozada salir al mar.
A veces leo escritos de piragüistas hablando de sus aventuras en el mar, me gusta ponerme en su pellejo y analizar porqué les sucedió esto o aquello, qué cuentan, cuándo dicen que se han jugado la vida y cómo llaman aventura a una falta de estudio, programación y previsión.
Parece que cuanto peor lo pasan más grande es la aventura y más se les aplaude.
Yo he pasado muchas aventuras con el kayak de mar pero nunca he temido por mi vida, aunque hubiera sido duro de palear o hubiera que tomar rutas alternativas para llegar al lugar de destino, nunca me la he jugado y me lo he pasado bomba.
Álvaro
Hola Carme. He conocido tu historia en planetakayak. Me has dejado asombrado con la vuelta a Bretaña. Yo navego a vela además de en kayak y la vuelta al Reino Unido es un reto siempre pendiente. He dado la vuelta a España, a Francia y a Italia con mi velero de menos de 7 metros, pero esos mares tan al Norte dan mucho respeto. Es admirable haberlo hecho en kayak
Un abrazo