Ikigai en la cultura japonesa de Okinawa se traduce como “Iki” vida y “gai” merecer la pena, de manera literal es una vida que merezca la pena, razón de vivir, propósito de vida, misión, el Ikigai es básicamente lo que da sentido a nuestra vida.
Hay personas que nacen prácticamente con Ikigai, que de muy pequeños saben lo que quieren ser de mayor, pero lo normal es que sea un proceso de búsqueda a lo largo de la vida.
Básicamente sería esa pasión, ese talento que tu descubres dentro de ti que es útil al mundo y que puede ser el motor de tu vida y que en muchas personas acaba siendo incluso su profesión
¿Qué es lo que te impulsa cada día a levantarte de la cama?
¿Cómo puedes tener tanta energía?, ¿por qué tienes tantas ganas de vivir?
No se si viviré 100 años pero estoy convencida que en mi vida ,sin darme cuenta, he ido construyendo mi propio Ikigai.
Empecé haciendo ballet en la escuela, las performance de final de curso en el Teatro Fortuny de Reus, eran todo un evento.
A partir de mi secuela de polio, a mis padres le recomendaron que lo mejor que podía hacer era nadar, así pues hice mis primeros cursillos de natación en el Club Natación Reus Ploms, de allí pase a vivir a Barcelona y Madrid. En la Capital mis padres me apuntaron al Club Natación Moscardo donde pase a entrenar con el equipo de Natación, allí estaba compitiendo mi hermana, para mi un referente, era muy buena nadando braza y ganaba todos los campeonatos de Castilla, mi mejor éxito fue participar en el Criterium Femenino Interclubs en Barcelona en1967, recuerdo la expectativa y la ilusión de ser seleccionada y del viaje a Barcelona, íbamos a las piscinas Picornell.
No se como explicarlo, tenia 16 años y era mi primer viaje en equipo, con mi Equipo.
El quedar en Atocha, pasar toda la noche en el tren, dormir en las literas… era un lujo, demostraba que nos cuidaban, teníamos que llegar descansadas para rendir al máximo, parecía que iba al fin del mundo, fue mi primer viaje como deportista en un equipo y ademas iba a mi tierra, a las piscinas Picornell, una de las mejores del país donde se celebraban muchas competiciones nacionales e internacionales.
No me acuerdo lo que nadé, los tiempos que hice o si llegué a competir, porque creo que iba de suplente, pero el hecho de representar a mi club Moscardo, con la amistad que teníamos con los entrenadores, todas estábamos enamoradas de ellos, fue una sensación increíble.
Entrenábamos mucho en invierno por las tardes y noches, después del instituto, había que compaginarlo con los estudios y cuidado con bajar el nivel.
El ir a entrenar junto a mi hermana era un punto a favor para que nos dejaran ir a entrenar tan tarde, desde la distancia me doy cuenta que debía ser duro, pero valía la pena, era lo que daba sentido a mi vida, me estaban formando en una disciplina deportiva, en unos valores, que me servirían en el futuro.
Una amiga del instituto me dijo que había ligado con unos chicos en el Retiro Madrileño y si quería ir con ella, eran unos chicos que practicaban remo y, ya me conocéis, empecé remando en SKIF.
Pero pronto los piragüistas que entrenaban en el mismo lugar nos propusieron pasarnos al piragüismo, me hice con la piragua rápidamente, no tenia miedo a caerme al agua, estaba acostumbrada a la natación, a entrenarme y me encontraba en plena forma.
Mientras a mi amiga le costaba mucho iniciarse, volcaba constantemente, tenía miedo al agua, ella no venía del deporte como yo…
La sensación de la transferencia en la colocación de la hoja de la pala en el ataque es similar con la posición de la mano en el agarre del agua en natación, entiendes la resistencia que ofrece el agua, entiendes el efecto del agarre del agua…
Enseguida me integre a la disciplina del equipo “Vallermoso Oje de Madrid”, iba a los entrenamientos igual que los chicos. Buscaban chicas ya que en esa época escaseaban, aunque el entrenador tenia ciertas reticencias, de esto me enteré de mayor, cada vez que entraba una chica nueva en el equipo decía que marchaba un chico con ella dejando de entrenar ambos, las feromonas estaban a flor de piel.
Durante un tiempo combine ambos deportes natación y piragüismo, entretanto gane algún campeonato en Salvamento y Socorrismo pero en natación ya no podía aspirar a más, las nuevas generaciones apretaban fuerte, niñas de 12-14 años hacían los mismos tiempos que yo.
Siempre ma ha gustado sentir la sensación de avance, de superación, de ser útil para los demás, tengo un espíritu competitivo luchador y ganador, marca de la casa, esto es lo que me ha hecho avanzar en mis proyectos de vida y no rendirme nunca por mal dadas que vengan.
Una vez conseguido los objetivos o lo que quería arrancar me embarcaba en nuevos proyectos, nuevos retos de los que he aprendido un montón y que os seguiré contando…